Hoy llueve de lado y al peque le importa bien poco porque no perdona no dejar de probar a meter la cabeza fuera de la burbuja (¿cuántas veces?, pues, una y otra vez, una y otra vez…).
Pero en días así, por la noche, acostumbra a jugar con sus amigos especiales antes de irse a dormir: una lechuza de color pardo, un gato de cientos de tonalidades de gris magenta y una tortuga con caparazón de texturas. Desde bien pequeño sabe hablar de todo en la lengua que sea, o mejor dicho, en la lengua en las que se entienden niños y animales: en nada está ululando, en nada gesticulando, en nada aúlla como ríe a carcajadas, en nada refunfuña, en nada una “a” se alargaaaaaaa.
Es entonces cuando me acerco sigilosa (o eso creo), confiada, y me recibe con un bufido sonoro a la vez que cariñoso, parpadea unas tres veces (tras-tras-trasss) y parece como que mi cara le devolviera en un zasss a la noche, a casa; y vuelve a hablar la lengua de la gente (es una pena porque por más que intento aprender la de los animales, ellos a mí no me contestan y siempre permanecen inmóviles).
Me paro un momento, respiro rapidito y pienso que quizá sea el momento de probar a vER las cosas desde su realidad,
¿quieres probar conmigo?, pues allá va el primER sEcReto para que puedas coleccionar: corre, busca un papel súper arrugado de celofán (utiliza preferentemente un papel verde o azul, el lila déjalo para momentos especiales, el marrón es un tanto gruñón ¡y el negro ni oler!)
Y después:
- Alísalo con cuidadito, con muuucho cuidadín.
- Pon el cachito de papel sobre tu ojo preferido.
- Cierra el otro despacito y…¡lánzate a MiRaR de arriba abajo, de abajo arriba, de un lado a otro, del otro al infinito y más allá!!!
¿Qué ves?
Y Nari…¿qué verá con ambos ojos cerraditos? ( ¡el infinito y más allá, seguro!) |
PD: idea original tomada del libro de PHILIPPE LECHERMEIER HILO DE HADA