¿Qué decís si os cuento un cuento, de esos que a nadie deja indifERente en una noche de casi verano ya?.
¿Alguno de vosotros/as sabe por qué las estrellas no se caen del cielo?
Pues veréis…
Érase una vez que se era un estrella de luz de cabeza arcoíRis, acababa de nacer allá en los confines más cercanos de nuestra galaxia. Le costaba chispas de sudores no dejar caer sus pies-rayo sobre la tierra. Le habían dicho que tenía que estar bien sujeta allí arriba toooooda la noche y toooodo el día.
¿Pero cómo se hace eso?- preguntaba insistentemente a sus compañeras.
–Ven, acércate – le respondió un pequeña hada de mirada infinita.
–Verás-, le contó, –hay un secreto a mares fugaces que de estrella a estrella siempre resuena: júntate mucho, mucho, muuuuucho a otra estrella y fúndete con ella en un abrazo de gigante relampagueante, entonces verás que ella se ha fundido con otra, y ésta otra con otra más y entre todas la unión les hace más fuertes, esculpiendo un fulgor lácteo tal, que si las miras no puedes dejar de titilar, bueno…¡o casi!-.
Dedicado a todos los que hacéis en Danzarte
del arte una danza más allá de la pERsona
con o sin divERsidad funcional.